martes, 12 de mayo de 2009

Motivos les sobran


Por Adrián Pertoldi

Banderas, reproches y silencios a esta altura poco llamativos. El combo River posee en estos momentos rasgos particulares que requieren ser tenidos en cuenta. La eliminación prematura en la Copa Libertadores y el aciago empate ante Lanús en el Estadio Monumental que lo separa de los puestos de vanguardia en el Torneo Clausura hicieron eclosión en los hinchas genuinos y también de los otros, que se encomendaron de visualizar las expresiones en contra del plantel pero no justamente por el rol de la comisión directiva comandada por José María Aguilar, quien otra vez (y van...) se encuentra jaqueado por el caos institucional que además engloba lo futbolístico y que dentro de su ser desea que diciembre llegue lo más próximo posible.

La connivencia entre los barras y los dirigentes millonarios no debe sorprender a nadie. Lo ocurrido con el asesinato de Gonzalo Acro y lo acaecido tiempo después cuando los cabecillas de ambos bandos (Rousseau y los hermanos Schlenker) responsabilizaron a Aguilar por lo sucedido, remarcan una realidad palpable en Núñez, en el que dirigentes y asesinos van de la mano. Lamentable, pero realidad al fin. Lo importante aquí es que el hincha verdadero, aquél al cual no le pagan los viajes y apoya por sentimiento puro al club comprenda que en los comicios a fin de año se está jugando el futuro institucional de River. Por eso participar resulta indispensable.

Picante el partido ante Lanús. La gente no falló y a pesar del pobrísimo rendimiento en general llenó la cancha, alentó sin parar y fue un verdadero empuje para un equipo con insuficiencias técnicas alarmantes, débil mentalmente y falta de sacrificio, garra o vulgarmente huevo, que a cualquiera con sangre en las venas lo exaspera. A esta camada de futbolistas de River les da lo mismo ganar o perder. Lo que había dicho Américo Gallego en los primeros partidos en Independiente textualmente se repite en este River apático. La conformación de este plantel, más allá de los Simeone, Gabriel Rodríguez o Gorosito, estuvo signada por la aceptación de los dirigentes, quienes repiten errores sustanciales casi por decantación. Ésos que el hincha verdadero no los quiere ver más. Motivos les sobran.

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