martes, 28 de abril de 2009

MAY GOD SAVE THE QUEEN

Por Germán Tabares
La presencia de tres equipos ingleses -Manchester United, Chelsea y Arsenal (que reemplaza al Liverpool respecto a la edición pasada) -, entre los cuatro semifinalistas de la Liga de Campeones por tercera ocasión consecutiva confirma a la Premier League como la “Reina” de las principales competencias europeas. El “entrometido” se repite por segundo año seguido con el Barcelona, que se eliminará con Chelsea, que irá por su revancha por la caída del año pasado ante el equipo del escocés Sir Alex Ferguson, cuyo equipo buscará sortear al Arsenal para llegar a la final del 27 de mayo a disputarse en Roma para conservar su título de monarca continental.

Los equipos ingleses intentarán mantener la Champions en casa para ratificar la supremacía de la Premier League a nivel continental, ya no sólo como la Liga más entretenida, sino además como la más poderosa a nivel económico. Según la auditora Deloitte, la Premiership cuenta entre sus participantes con nueve clubes entre los 20 más ricos del mundo, consecuencia directa de ser la Liga con más beneficios económicos. En la temporada pasada los equipos ingleses se repartieron más de 2.000 millones de euros en ganancia, un 40 por ciento más que los del Calcio, el siguiente campeonato en la nómina de los campeonatos más redituables.

A su vez, los derechos de transmisión por TV de la Premier League en la temporada pasada fueron vendidos en 905 millones de euros, mientras que el costo de la 08-09 se elevó a 1.000 millones de la moneda comunitaria, aunque este valor se negociará nuevamente en 2010. Asimismo, según la prensa local los clubes de la Serie A Inglesa recibirán 5.500 millones de euros en los próximos tres años por la retransmisión de los partidos en el extranjero, ya que según Deloitte, hay juegos del torneo que se transmiten a 600 millones de hogares en 202 países. Sin embargo, este auge económico encontró oposición en los equipos de la Premiership cuyos dueños no son multimillonarios y quienes desean limitar los salarios de los jugadores al 70% de los beneficios, para poder competir más equitativamente con los “poderosos” Manchester Utd, Liverpool, Chelsea y Arsenal, caso contrario sus economías no podrán sostenerse.

Incluso el ministro de deportes británico, Richard Caborn, propuso reglas que desincentiven las compras de las instituciones, temiendo operaciones de lavado de dinero. Actualmente, 12 de los equipos de la Premier League son propiedad de magnates extranjeros o tienen entre sus principales accionistas a empresarios que lideran consorcios con sede en paraísos fiscales. Manchester United es propiedad del estadounidense Malcolm Glazer, dueño del equipo de fútbol americano Tampa Bay Buccaneers, mientras que el Chelsea es controlado desde 2003 por el ruso Roman Abramovich, dueño de la petrolera Sibneft y cuyo patrimonio es de 15.400 millones de euros. Liverpool, eliminado en la Liga de Campeones pero junto a los “Blues” principal rival de los “Diablos Rojos” en la Premier League, es propiedad del canadiense George Gillet y el estadounidense Tom Hicks, que vienen –respectivamente- de la liga de hockey sobre hielo (NHL) y del béisbol norteamericano. El otro semifinalista de la Champions, Arsenal, tiene al billonario ruso Alisher Usmanov entre sus accionistas, mientras que Aston Villa cuenta con los millones de Randolph Lerner, propietario de los Cleveland Browns, de la liga de fútbol americano.

Por su parte, West Ham está en manos de un consorcio islandés liderado por Bjorgolfur Gudmundsson, que posee una fortuna superior a los mil millones de dólares y Fulham es propiedad desde 1997 del magnate egipcio Mohamed Al-Fayed. Tottenham Hotspur está presidido desde 2001 por Daniel Levy, un empresario inglés de origen israelí, que es además propietario del grupo inversor ENIC, mientras que Blackburn Rovers pertenece al consorcio extranjero Jack Walker Trustees, con sede en el "paraíso fiscal" de la Isla de Jersey, en el sur de Inglaterra.

Portsmouth pertenece al empresario Alexandre Gaydamak, de origen francés, con ascendencia rusa y que hizo su fortuna con venta de armas, y Stoke City tiene como dueño accionario al estadounidense Austin Aztex, de Texas. En el último tiempo surgió como nueva amenaza Manchester City, que pese a los millones de los petrodólares del Jeque Mansur bin Zayed al-Nahyan, de Abu Dhabi, sólo consiguió fichar al brasileño Robinho como estrella descollante, pues sufrió el rechazo de su compatriota Kaká. Precisamente el descontrol económico llevó a que Chelsea, Manchester United y Liverpool fueran acusados recientemente de “doping financiero" a raíz de sus elevadas deudas, por una comisión del Parlamento británico.

El informe parlamentario eleva 27 recomendaciones a las autoridades del fútbol británico, entre las cuales atacar "los ridículos niveles de endeudamiento" y el hecho de que los dueños utilicen las ganancias de los clubes para contraer préstamos. Se trata de un cuestionamiento directo a la forma en la que millonarios principalmente de Estados Unidos y Rusia adquirieron a los clubes más poderosos de la Premier League, que tienen una deuda estimada en unos 5.000 millones de dólares. El término "doping financiero" se utilizó hace unos años en Italia, cuando el calcio dominaba en Europa, pero también a través de un fuerte endeudamiento de sus clubes, que fueron obligados a ordenar sus balances.

Precisamente los equipos más poderosos de la Premier League basan gran parte de su poderío en un plantel plagado de extranjeros seducidos por elevados salarios. Tal el caso del Chelsea de Abramovich, que llegó a las semifinales en las últimas tres ediciones de la Liga de Campeones. Los “Blues”, que tienen como DT al holandés Guus Hiddink, cuenta en su plantel sólo con cinco ingleses, dos brasileños y el juvenil argentino Franco Di Santo.

El resto de la plantilla del equipo londinense cuenta con seis portugueses, una colonia africana formada por un ghanés, dos marfileños y un nigeriano, y dos franceses, un alemán, un serbio, un checo y un eslovaco Miroslav Stoch. Arsenal, peor aún, tiene como DT al francés Arsene Wenger y cuenta con apenas tres ingleses en el plantel, minoría ante la gran colonia de ocho jugadores franceses (todos con orígenes africanos), mientras que de ese continente cuenta en realidad con cinco representantes.

Además, los “Gunners” tienen dos españoles, un polaco, un italiano, un checo, un ruso, dos brasileños, un mexicano un holandés y un danés. Paradójicamente, el campeón de la Premiership, Manchester United, tiene al menos 18 jugadores de nacionalidad británica, 12 de los cuales ingleses y a quienes podría sumarse Owen Hargreaves, nacido en Canadá. Sin embargo, en su once habitual sólo se ubican habitualmente los locales Rio Ferdinand, Paul Scholes y Wayne Rooney, además del galés Ryan Giggs y el escocés Darren Fletcher.Pero el escocés Ferguson además cuenta con otro escocés y dos irlandeses del norte y un irlandés (John O'Shea), dos serbios, dos portugueses, un francés, un holandés, un polaco, un búlgaro cuatro brasileños un surcoreano y el argentino Carlos Tévez. Con este plantel, Manchester igualó la marca de seis semifinales en la Liga de Campeones que ostentaban hasta ahora sólo Milan y Barcelona.

El otro de los poderosos de Inglaterra, Liverpool, presenta generalmente en su 11 titular sólo dos jugadores ingleses, siendo la mayor parte españoles (4), seguidos por dos holandeses, un brasileño, un argentino, y un checo. Su entrenador, además, es el español Rafael Benítez. Pero es el fútbol inglés en general el principal afectado por este perverso sistema de la Premier League, principal nutriente de la selección que –paradójicamente- miró la última Eurocopa por TV porque al mando de Steve McLaren no logró la clasificación para el certamen, por lo cual encomendaron al DT italiano Fabio Capello encaminar los destinos de un seleccionado que tampoco brilló a las órdenes del sueco Sven Goran Eriksson, que sólo llevó al equipo hasta cuartos de final en Corea-Japón 2002 y Alemania 2006.

El dominio inglés de los últimos años nos recuerda –casi como una advertencia- la década del 90 controlada por el Calcio, con las Ligas de Campeones ganadas por el Milan (88-89, 89-90, 93-94 y 02-03) y Juventus (95-96), si bien el equipo rojinegro fue, además, finalista de la Champions en las ediciones 94-95 (0-1 con Ajax), 04-05 (3-3 vs Liverpool, que ganó 3-2 por penales).

A su vez, la “Vecchia Signora”, quedó en el umbral de la gloria en las ediciones 96-97 (1-3 vs Borussia Dortmund), 97-98 (0-1 vs Real Madrid) y 02-03, cuando perdió precisamente por penales contra Milan. Tampoco debemos olvidar que, luego de aquellos años dorados, tanto Juventus como Milan, junto con Fiorentina, Reggina, Siena y Lazio, se vieron implicados en el Calciopoli, el fraude deportivo más grande en la historia del fútbol italiano, que tuvo penas deportivas y multas económicas.

Juventus sufrió la quita de sus dos últimos títulos locales y hasta un descenso a la Serie B, adonde lo acompañó Fiorentina, mientras que Milan quedó afuera de su boleto directo a la siguiente Champions (jugó la clasificación), y Lazio, Siena y Reggina padecieron la quita de puntos. La decadencia de los poderosos italianos –el multicampeón italiano Inter no se destaca a nivel continental- confirma la necesidad de la Liga Inglesa de desarrollar una legislación apropiada para evitar ampliar el abismo entre poderosos y débiles y no depender así en un futuro de un salvataje para la “Reina”.

domingo, 19 de abril de 2009

Top 5 Rabonas

Mauricio Cataldo (Universidad Concepción Chile)
Pablo Aimar

Rabona Aquilani

Ricardo Quaresma

Rabona Matías Fernández

viernes, 17 de abril de 2009

El partido de Mandela (Por Ezequiel Fernández Moores)

El 24 de mayo de 1995, un día antes del debut ante Australia, Nelson Mandela llegó en helicóptero militar a la concentración de Silvermine, en Ciudad del Cabo. Presidente sudafricano desde un año antes y encarcelado durante 27 años por el régimen racista del apartheid, Mandela hizo unas bromas iniciales y luego habló seriamente al plantel de los Springboks. "Recuerden, todos nosotros, blancos y negros, estamos con ustedes", dijo Mandela a los jugadores de la selección sudafricana de rugby. Emocionado, el centro tres cuartos Hennie Le Roux le regaló su gorra Springbok y el capitán Francois Pienaar lo despidió arengando a sus jugadores: "Hay una persona para la que sabemos que tenemos que jugar, y es el presidente".

Es el comienzo del emotivo tramo final de "El Factor Humano". El excelente libro del periodista inglés John Carlin, en venta desde hace unos días en Buenos Aires, y que Clint Eastwood ya comenzó a filmar en Sudáfrica, con Morgan Freeman en el rol de Mandela, Matt Damon como Pienaar y Scott Eastwood, hijo del director, como Joel Stransky, el medio apertura que anotó todos los puntos en el agónico triunfo 15-12 sobre los All Blacks neocelandeses en la final del Mundial de rugby de 1995. Una victoria que, según Carlin, acaso salvó a Sudáfrica de caer en una guerra civil y permitió el acceso al poder de la mayoría negra sin que fuera necesario derramar más sangre, pese a las cuatro décadas de racismo legalizado.

Mandela, que en su juventud, en 1961, fundó el brazo armado del Congreso Nacional Africano (CNA), fue al día siguiente a la inauguración del Mundial con la gorra de Le Roux. Los jugadores cantaron el himno Die Stem, del gobierno racista, que celebraba la conquista blanca, pero también entonaron el Nkosi Sikelele, el himno oficial de la liberación negra, que pide la intervención de Dios para poner "fin a todos los conflictos" y que durante los años del apartheid era entonado por los negros en sus protestas. Los rugbiers, en su mayoría símbolos de los afrikáner, la minoría opresora blanca de origen holandés, habían aprendido a cantarlo apenas días antes de que comenzara el Mundial. Es uno de los tramos más hermosos del libro de Carlin, de padre escocés y madre española y que de niño vivió seis años en Buenos Aires, donde retornó a los 23, en 1979, e hizo sus primeras armas como periodista en el diario Buenos Aires Herald.

La idea de que los jugadores cantaran el himno negro fue de Morne Du Plessis, un mítico ex capitán de los Springboks, designado manager del equipo en el Mundial 95 y que salió a la plaza el 11 de febrero de 1990, a celebrar la liberación de Mandela. Al día siguiente del debut (victoria de 27-18 sobre Australia, con 22 puntos de Stransky), Du Plessis llevó al plantel a Robben Island. De a uno, los rugbiers entraron a la prisión de 2,5m x 2,1 en la que Mandela pasó 18 de sus 27 años encarcelado. El preso 46664 dormía sobre un colchón de paja, con tres mantas muy finas, y sólo salía de la prisión para realizar trabajos forzados, lavarse con cubos de agua fría o probar comida deprimente, además de sufrir amenazas y castigos del coronel Piet Badenhorst.

Al promediar el Mundial, Mandela fue a una concentración del CNA en una zona rural, de las más castigadas por el apartheid. Se puso la gorra Springbok que le había regalado Le Roux y la multitud lo abucheó. "Esta gorra es en honor de nuestros chicos, que juegan contra Francia mañana por la tarde". Los abucheos siguieron. "No sean cortos de miras, la construcción nacional significa que hay que pagar un precio". No sólo aceptaron su pedido, sino que, además, la población negra, fanática del fútbol, pero no del rugby, comenzó a vibrar tras el emotivo triunfo frente a Francia. Los jugadores salieron a jugar ante Francia emocionados por el gesto de Mandela, de ponerse la gorra de Le Roux sabiendo que era una afrenta para sus propios seguidores.

Mandela, que hoy a los 90 años ya tiene fallas en su memoria, y confía en el próximo gobierno del polémico candidato del CNA, Jacob Zuma, firme favorito en las elecciones presidenciales del 22 de abril, dio el último gran golpe el día de la final. Fue al Estadio de Ellis Park, corazón de la Sudáfrica racista, vistiendo la camiseta Springbok con el número 6 del capitán Pienaar. "Ese fue un mensaje muy fuerte", me dice Hugo Porta, mítico capitán de Los Pumas, presente en esa final, como embajador argentino en Sudáfrica. "Sólo recuerden que toda esta multitud, tanto negros como blancos, está con ustedes, y que yo estoy con ustedes", arengó Mandela a los jugadores en el vestuario. Dan Moyanne, un periodista nacido en el ghetto de Soweto y exiliado en Mozambique, entonó ante los 62.000 espectadores Shosholoza, una canción de esperanza del trabajador que vuelve a casa, en lengua zulú, mientras a su mente llegaban imágenes de sus compañeros asesinados. "¡Nel-son, Nel-son!", gritó la multitud cuando Mandela entró al campo de juego. El capitán Pienaar se mordió los labios hasta sentir la sangre y no pudo cantar el himno negro porque sintió que si lo hacía quedaría derrumbado por el llanto. Sudáfrica terminó ganando 15-12 en tiempo extra ante la favorita Nueva Zelanda del gigante Jonah Lomu. Y los negros salieron a las calles a festejar como casi nunca.

El relato final del libro de Carlin, quien llegó a jugar de fullback en la Universidad de Oxford, es altamente emotivo. El Mundial de rugby es una gran excusa porque su libro, en rigor, es un homenaje a la grandeza de Mandela. A su decisión, primero, de unir no sólo a su gente, dividida en diversas etnias, sino también de ganarse al enemigo. De no enfrentar al tigre, que además tenía las armas, pero sí domesticarlo, de apelar a su corazón, no a la razón, para que hubiese perdón y reconciliación. Es notable la crónica inicial sobre cómo Mandela decidió esa estrategia en sus último años de cárcel, cuando el mismo régimen que todavía mataba a su gente comenzaba a tratarlo a él con deferencia, en una prisión-VIP, con piscina, gimnasio y TV, para así comenzar a negociar una transición que tambaleó hasta último momento, cuando la ultraderecha amenazó con un golpe de estado.

A carceleros, militares, ministros, servicios de inteligencia y xenófobos, Mandela sedujo hablando en su propio idioma (afrikaan), pero también sobre su propia pasión. El rugby, dice en el libro el teólogo y rugbier negro Arnold Stofile, "era el opio que mantenía a los blancos en una ignorancia feliz, el opio que tenía adormecida Sudáfrica". Negándole la droga feliz, la Sudáfrica blanca podría salir de su sopor, afirmaba Stofile, firme defensor del boicot deportivo en los años del oprobio, violado, entre otros, por los propios Pumas, cuando viajaron bajo el disfraz de Sudamérica XV. Readmitir los partidos internacionales de rugby fue parte de la estrategia de Mandela para ganarse la confianza de la Sudáfrica blanca, que, según Stofile, tenía pan, pero extrañaba el circo. El primer experimento, un partido contra Nueva Zelanda en 1992 en Johannesburgo, fue un fracaso, porque el rugby aprovechó la ocasión para reivindicar himno y bandera del poder blanco. Pero con el Mundial, los Springboks, que hoy tienen entrenador y crack negro, pasaron a ser de símbolo del opresor a sostenes de la democracia, aunque el debate jamás termina. Sólo unos meses atrás se analizó a niveles oficiales si los Springboks debían cambiar su nombre histórico, tomado de la gacela saltarina que habita en las sabanas del sur de Africa, pero que muchos aún hoy vinculan con el opresor. No recuerdan las lecciones de Mandela, ya frágil para intervenir en el debate. Mandela, en rigor, advirtió el poder del deporte. Algunos, es cierto, creen que el deporte es un anestésico poderoso que adormece a la sociedad. Mandela registró que en el deporte perviven lealtades atávicas y lo utilizó como herramienta trasformadora. El formidable libro de Carlin nos dice que esto no hubiese sido posible sin un hombre como Mandela. Sin el factor humano.

martes, 14 de abril de 2009

Bien inexplicable

Por Adrián Pertoldi

El fútbol argentino nunca deja de sorprender. La salida intempestiva de Reinaldo Merlo como técnico de Rosario Central aparece como una mancha más al tigre, a esta altura cansino y obsoleto, que es el fútbol en nuestro país. Luego del proceso comandado por Gustavo Alfaro, de bajos rendimientos colectivos y con pobrísimos resultados, la llegada del ex extrenador de Racing, Estudiantes y River generó un cimbronazo justo a tiempo en la confianza del equipo, que a partir del partido ante San Lorenzo enhebró actuaciones destacas y una seguidilla de triunfos que dejaron al Canalla con la posibilidad cercana, por cierto, de zafar de la tan mentada Promoción.

Todo parecía afiancarse en carriles normales, hasta que uno de los emblemas de la institución, Ezequiel González, criticó en medios de Capital la postura defensiva apostada por Mostaza durante el cotejo contra San Martín en Tucumán. Luego, llegaría la autocrítica del futbolista, que en una clásica jugada dialéctica acusó al diario de no haber dicho lo que se publicó, pero que pedía disculpas al entrenador y que ya había dialogado con el mismo para salvar esta irritante situación. Desde el otro lado, Merlo bajó los decibeles y aseguró "que lo importante era el bien de Central y que todos tenían que tirar para delante". Esta historia continuaba en los parámetros normales. Cruce de declaraciones entre técnico y jugador, nada ajeno a esta época mediatizada y con una posterior charla entre las partes que, supuestamente, iba a hacer que este asunto quedara finiquitado.

Sin embargo, y a pesar de la derrota dolorosa como local ante Racing, otro perseguidor en el asunto Promoción, Mostaza Merlo decide renunciar de forma indeclinable y acusa entre líneas a González de "que por las declaraciones suyas yo no pude rendir más. Yo siempre voy a tener ganas de laburar, porque es lo mío. Pero no puedo ir en contra de lo que siento. En en el vestuario no me sentía cómodo. Esta postura estaba decidida antes del partido ante Racing". Por un lado, no queda claro qué paso realmente en el cónclave entre el Equi y el cuerpo técnico, lo que sí está a la vista es que el problema no fue resuelto.

Por otro lado, lamentable la respuesta de Mostaza Merlo ante el primer sacudón que sufrió en su incipiente paso por Rosario. En momentos de mucha tensión, donde desde el mismo protagonista se argumenta, casi repetidamente, la importancia del futbolista, de estos códigos que tanto se habla pero tan poco se ejercen, Merlo decide abandonar el barco en el peor momento, siendo irresponsable con la mayoría de los futbolistas que le respondió en la cancha, a los cuales los deja en la deriva con la Promoción respirando en la nuca. No se entiende. Bien inexplicable, bien del fútbol argentino.

viernes, 10 de abril de 2009

Entrevista con Cristian Sánchez Prette y Nicolás Domingo


Cristian Sánchez Prette, una de las figuras de Estudiantes en los últimos partidos, habló con Doble 5 y manifestó su alegría por su presente, ya que fue vital en la goleada entre semana ante Cruzeiro por 4 a 0 por la Copa Libertadores marcando dos tantos y también dijo presente en el resultado el pasado domingo en el clásico ante Gimnasia, desatando la locura de los hinchas del León, cuando restaba un minuto para terminar el partido. "Volver de esta forma fue mejor de lo esperado", manifestó el volante, quien volvió a Argentina luego de un paso deslucido por Rumania.

Tras ser consultado sobre el gran triunfo ante Cruzeiro, el ex Huracán admitió que "queríamos cambiar la imagen que habiamos dado en Brasil, por eso lo fuimos a buscar de entrada, no cabía empatar, teníamos que sumar de a tres. Cruzeiro es un muy buen equipo que si les das un segundo te pintan la cara. Estuvimos concetrados durante los 90 minutos y no le dimos oportunidades". Por último, se refirió a la fortuna de los últimos partidos, en los cuales dijo presente en el marcador. "Fue raro lo de los tres goles en pocos días. Entrar y convertir en estos dos últimos partidos no me pasó nunca. Pero quiero jugar desde el arranque".

Uno de los futbolistas que cuenta con el mayor aprecio de los hinchas de River es Nicolás Domingo, quien también pasó por nuestro programa, y con una claridad interesante en sus conceptos, teniendo en cuenta su juventud, habló de la actualidad del fútbol argentino, donde según sus palabras "uno gana y está todo pero si pierde no. Es la realidad de hoy, donde si ganás sos el mejor sino el peor. El jugador se adapta a este medio otra no te queda, te adaptás y aprendés a convivir con esto. Uno tiene que abstraerse de todas las declaraciones, de la televisión y de la radio".

Con respecto a su actualidad en River, el mediocampista central dijo que "en los últimos partidos River empezó perdiendo y así es complicado que pueda entrar teniendo en cuenta mi posición. Al principio no tenía oportunidades de jugar, aunque este domingo con la suspensión de Ahumada tal vez me toque ingresar. Lo importante es que tengo que rendir". Sobre la pregunta de cómo fue su regreso a River, el 5 expresó que "fue una situación dificil. Yo volvi faltando 6 fechas para terminar el torneo. Había desmotivación, falta de confianza, no como cuando salimos campeones. Todo parte de la confianza y falló eso".

miércoles, 8 de abril de 2009

Qué dupla.

Lionel Messi y Samuel Eto´o fueron galardonados con el premio de mejores delanteros del mundo, a partir de un informe realizado por la revista deportiva "SportBild". Los jugadores del Barcelona salieron vencedores en una dossier que fijaba el valor en el mercado de los futbolistas y su eficacia goleadora en el campo de juego. En el tercer puesto quedó David Villa, el punta estrella del Valencia. En dicha revista aparecieron declaraciones de varias figuras de este deporte, como Rudi Vòller, brillante delantero de Alemania en la década del 80 y actual manager del Bayer Leverkusen, quien afirmó que "Messi es para mí el absoluto número 1. No se puede ser sino fan de su forma de jugar al fútbol". Por el lado del camerunés significa otro premio con el Barcelona, en medio de rumores sobre su posible transferencia al Inter en un canje por el sueco Zlatan Ibrahimovic, cuestión que tendría su resolución a mitad de año.

Desandando esta lista, Cristiano Ronaldo, del Manchester United, que el año pasado fue elegido como el mejor del mundo, quedó en el quinto lugar. Por el lado de los sudamericanos aparecen Diego Forlán (Atlético de Madrid) en el puesto 17, los brasileños Vagner Love (CSKA Moscú) y Luis Fabiano (Sevilla) en el 18 y 23 y los argentinos Sergio Aguero (Atlético de Madrid) y Diego Milito (Genoa) en los puestos 24 y 25.

domingo, 5 de abril de 2009

El sin sentido

Por Adrián Pertoldi
Hay cuestiones en el fútbol moderno que resultan difíciles de explicar. La asunción como técnico de México del sueco Sven Goran Eriksson aparecía como una apuesta riesgosa desde todo punto de vista. No por los pergaminos del entrenador, cuyos avales se demostraron claramente en su paso por el fútbol italiano (especialmente en Lazio) y en los cinco años al mando del seleccionado inglés, con resultados dispares, es cierto, pero colaborando activamente en un proceso de renovación que tanto se anhelaba por Inglaterra. Resultaba extraño, al menos, que se colocara a un técnico que desconocía el idioma, la idiosincrasia del futbolista azteca y con nulo registro del certamen local, donde se encuentra la mayoría de jugadores del combinado nacional. Los resultados hicieron notar esto, en un proceso que se inició el 3 de junio de 2008, es decir, que no llegó al año de vida. El desastroso paso del equipo en la eliminatoria mundialista, que se reflejó a todas luces con la última derrota ante Honduras fue la gota que rebasó el vaso en la paciencia de los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF), quienes se movieron rapidamente y colocaron a Javier Aguirre, de último paso por el Atlético de Madrid, quien tendrá el arduo objetivo de clasificar a México directamente al Mundial, cuestión que por ahora aparece como una utopía.

Volviendo a Eriksson, su proceso apenas pudo disputar 13 encuentros, aunque su primer partido oficial fue en septiembre, ya que en los momentos anteriores seguía Jesús Ramírez, aunque bajo la tutela del sueco. Otro plus, y sumamente interesante, se marca que la entidad máxima del fútbol mexicano tendrá que abonarle una cifra cercana a los siete millones de dólares por haberlo cesanteado con el contrato en vigencia. Un verdadero mamarracho que denota que los directivos de aquél país carecieron de sentido común para elegir al sucesor de Hugo Sánchez, otro que también se marchó aquejado por los malos rendimientos, esos mismos que se repitieron durante el tiempo que estuvo al mando el ex entrenador de Roma, Lazio, entre otros, ya que varias figuras del Tri, en especial Omar Bravo, Carlos Vela, Giovanni Dos Santos, Nery Castillo y Andrés Guardado, por citar algunos casos, no estuvieron acorde a los rendimientos que se pretendían de ellos y en consecuencia México lo sufrió.

jueves, 2 de abril de 2009

Tapas del Mundo tras la goleada histórica


Diarios: As y Marca (España); El Mercurio (Chile); El País (Uruguay); La Razón (Bolivia); El Universal (Venezuela).