martes, 28 de abril de 2009

MAY GOD SAVE THE QUEEN

Por Germán Tabares
La presencia de tres equipos ingleses -Manchester United, Chelsea y Arsenal (que reemplaza al Liverpool respecto a la edición pasada) -, entre los cuatro semifinalistas de la Liga de Campeones por tercera ocasión consecutiva confirma a la Premier League como la “Reina” de las principales competencias europeas. El “entrometido” se repite por segundo año seguido con el Barcelona, que se eliminará con Chelsea, que irá por su revancha por la caída del año pasado ante el equipo del escocés Sir Alex Ferguson, cuyo equipo buscará sortear al Arsenal para llegar a la final del 27 de mayo a disputarse en Roma para conservar su título de monarca continental.

Los equipos ingleses intentarán mantener la Champions en casa para ratificar la supremacía de la Premier League a nivel continental, ya no sólo como la Liga más entretenida, sino además como la más poderosa a nivel económico. Según la auditora Deloitte, la Premiership cuenta entre sus participantes con nueve clubes entre los 20 más ricos del mundo, consecuencia directa de ser la Liga con más beneficios económicos. En la temporada pasada los equipos ingleses se repartieron más de 2.000 millones de euros en ganancia, un 40 por ciento más que los del Calcio, el siguiente campeonato en la nómina de los campeonatos más redituables.

A su vez, los derechos de transmisión por TV de la Premier League en la temporada pasada fueron vendidos en 905 millones de euros, mientras que el costo de la 08-09 se elevó a 1.000 millones de la moneda comunitaria, aunque este valor se negociará nuevamente en 2010. Asimismo, según la prensa local los clubes de la Serie A Inglesa recibirán 5.500 millones de euros en los próximos tres años por la retransmisión de los partidos en el extranjero, ya que según Deloitte, hay juegos del torneo que se transmiten a 600 millones de hogares en 202 países. Sin embargo, este auge económico encontró oposición en los equipos de la Premiership cuyos dueños no son multimillonarios y quienes desean limitar los salarios de los jugadores al 70% de los beneficios, para poder competir más equitativamente con los “poderosos” Manchester Utd, Liverpool, Chelsea y Arsenal, caso contrario sus economías no podrán sostenerse.

Incluso el ministro de deportes británico, Richard Caborn, propuso reglas que desincentiven las compras de las instituciones, temiendo operaciones de lavado de dinero. Actualmente, 12 de los equipos de la Premier League son propiedad de magnates extranjeros o tienen entre sus principales accionistas a empresarios que lideran consorcios con sede en paraísos fiscales. Manchester United es propiedad del estadounidense Malcolm Glazer, dueño del equipo de fútbol americano Tampa Bay Buccaneers, mientras que el Chelsea es controlado desde 2003 por el ruso Roman Abramovich, dueño de la petrolera Sibneft y cuyo patrimonio es de 15.400 millones de euros. Liverpool, eliminado en la Liga de Campeones pero junto a los “Blues” principal rival de los “Diablos Rojos” en la Premier League, es propiedad del canadiense George Gillet y el estadounidense Tom Hicks, que vienen –respectivamente- de la liga de hockey sobre hielo (NHL) y del béisbol norteamericano. El otro semifinalista de la Champions, Arsenal, tiene al billonario ruso Alisher Usmanov entre sus accionistas, mientras que Aston Villa cuenta con los millones de Randolph Lerner, propietario de los Cleveland Browns, de la liga de fútbol americano.

Por su parte, West Ham está en manos de un consorcio islandés liderado por Bjorgolfur Gudmundsson, que posee una fortuna superior a los mil millones de dólares y Fulham es propiedad desde 1997 del magnate egipcio Mohamed Al-Fayed. Tottenham Hotspur está presidido desde 2001 por Daniel Levy, un empresario inglés de origen israelí, que es además propietario del grupo inversor ENIC, mientras que Blackburn Rovers pertenece al consorcio extranjero Jack Walker Trustees, con sede en el "paraíso fiscal" de la Isla de Jersey, en el sur de Inglaterra.

Portsmouth pertenece al empresario Alexandre Gaydamak, de origen francés, con ascendencia rusa y que hizo su fortuna con venta de armas, y Stoke City tiene como dueño accionario al estadounidense Austin Aztex, de Texas. En el último tiempo surgió como nueva amenaza Manchester City, que pese a los millones de los petrodólares del Jeque Mansur bin Zayed al-Nahyan, de Abu Dhabi, sólo consiguió fichar al brasileño Robinho como estrella descollante, pues sufrió el rechazo de su compatriota Kaká. Precisamente el descontrol económico llevó a que Chelsea, Manchester United y Liverpool fueran acusados recientemente de “doping financiero" a raíz de sus elevadas deudas, por una comisión del Parlamento británico.

El informe parlamentario eleva 27 recomendaciones a las autoridades del fútbol británico, entre las cuales atacar "los ridículos niveles de endeudamiento" y el hecho de que los dueños utilicen las ganancias de los clubes para contraer préstamos. Se trata de un cuestionamiento directo a la forma en la que millonarios principalmente de Estados Unidos y Rusia adquirieron a los clubes más poderosos de la Premier League, que tienen una deuda estimada en unos 5.000 millones de dólares. El término "doping financiero" se utilizó hace unos años en Italia, cuando el calcio dominaba en Europa, pero también a través de un fuerte endeudamiento de sus clubes, que fueron obligados a ordenar sus balances.

Precisamente los equipos más poderosos de la Premier League basan gran parte de su poderío en un plantel plagado de extranjeros seducidos por elevados salarios. Tal el caso del Chelsea de Abramovich, que llegó a las semifinales en las últimas tres ediciones de la Liga de Campeones. Los “Blues”, que tienen como DT al holandés Guus Hiddink, cuenta en su plantel sólo con cinco ingleses, dos brasileños y el juvenil argentino Franco Di Santo.

El resto de la plantilla del equipo londinense cuenta con seis portugueses, una colonia africana formada por un ghanés, dos marfileños y un nigeriano, y dos franceses, un alemán, un serbio, un checo y un eslovaco Miroslav Stoch. Arsenal, peor aún, tiene como DT al francés Arsene Wenger y cuenta con apenas tres ingleses en el plantel, minoría ante la gran colonia de ocho jugadores franceses (todos con orígenes africanos), mientras que de ese continente cuenta en realidad con cinco representantes.

Además, los “Gunners” tienen dos españoles, un polaco, un italiano, un checo, un ruso, dos brasileños, un mexicano un holandés y un danés. Paradójicamente, el campeón de la Premiership, Manchester United, tiene al menos 18 jugadores de nacionalidad británica, 12 de los cuales ingleses y a quienes podría sumarse Owen Hargreaves, nacido en Canadá. Sin embargo, en su once habitual sólo se ubican habitualmente los locales Rio Ferdinand, Paul Scholes y Wayne Rooney, además del galés Ryan Giggs y el escocés Darren Fletcher.Pero el escocés Ferguson además cuenta con otro escocés y dos irlandeses del norte y un irlandés (John O'Shea), dos serbios, dos portugueses, un francés, un holandés, un polaco, un búlgaro cuatro brasileños un surcoreano y el argentino Carlos Tévez. Con este plantel, Manchester igualó la marca de seis semifinales en la Liga de Campeones que ostentaban hasta ahora sólo Milan y Barcelona.

El otro de los poderosos de Inglaterra, Liverpool, presenta generalmente en su 11 titular sólo dos jugadores ingleses, siendo la mayor parte españoles (4), seguidos por dos holandeses, un brasileño, un argentino, y un checo. Su entrenador, además, es el español Rafael Benítez. Pero es el fútbol inglés en general el principal afectado por este perverso sistema de la Premier League, principal nutriente de la selección que –paradójicamente- miró la última Eurocopa por TV porque al mando de Steve McLaren no logró la clasificación para el certamen, por lo cual encomendaron al DT italiano Fabio Capello encaminar los destinos de un seleccionado que tampoco brilló a las órdenes del sueco Sven Goran Eriksson, que sólo llevó al equipo hasta cuartos de final en Corea-Japón 2002 y Alemania 2006.

El dominio inglés de los últimos años nos recuerda –casi como una advertencia- la década del 90 controlada por el Calcio, con las Ligas de Campeones ganadas por el Milan (88-89, 89-90, 93-94 y 02-03) y Juventus (95-96), si bien el equipo rojinegro fue, además, finalista de la Champions en las ediciones 94-95 (0-1 con Ajax), 04-05 (3-3 vs Liverpool, que ganó 3-2 por penales).

A su vez, la “Vecchia Signora”, quedó en el umbral de la gloria en las ediciones 96-97 (1-3 vs Borussia Dortmund), 97-98 (0-1 vs Real Madrid) y 02-03, cuando perdió precisamente por penales contra Milan. Tampoco debemos olvidar que, luego de aquellos años dorados, tanto Juventus como Milan, junto con Fiorentina, Reggina, Siena y Lazio, se vieron implicados en el Calciopoli, el fraude deportivo más grande en la historia del fútbol italiano, que tuvo penas deportivas y multas económicas.

Juventus sufrió la quita de sus dos últimos títulos locales y hasta un descenso a la Serie B, adonde lo acompañó Fiorentina, mientras que Milan quedó afuera de su boleto directo a la siguiente Champions (jugó la clasificación), y Lazio, Siena y Reggina padecieron la quita de puntos. La decadencia de los poderosos italianos –el multicampeón italiano Inter no se destaca a nivel continental- confirma la necesidad de la Liga Inglesa de desarrollar una legislación apropiada para evitar ampliar el abismo entre poderosos y débiles y no depender así en un futuro de un salvataje para la “Reina”.

No hay comentarios: