Por Adrián Pertoldi
Hay cuestiones en el fútbol moderno que resultan difíciles de explicar. La asunción como técnico de México del sueco Sven Goran Eriksson aparecía como una apuesta riesgosa desde todo punto de vista. No por los pergaminos del entrenador, cuyos avales se demostraron claramente en su paso por el fútbol italiano (especialmente en Lazio) y en los cinco años al mando del seleccionado inglés, con resultados dispares, es cierto, pero colaborando activamente en un proceso de renovación que tanto se anhelaba por Inglaterra. Resultaba extraño, al menos, que se colocara a un técnico que desconocía el idioma, la idiosincrasia del futbolista azteca y con nulo registro del certamen local, donde se encuentra la mayoría de jugadores del combinado nacional. Los resultados hicieron notar esto, en un proceso que se inició el 3 de junio de 2008, es decir, que no llegó al año de vida. El desastroso paso del equipo en la eliminatoria mundialista, que se reflejó a todas luces con la última derrota ante Honduras fue la gota que rebasó el vaso en la paciencia de los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF), quienes se movieron rapidamente y colocaron a Javier Aguirre, de último paso por el Atlético de Madrid, quien tendrá el arduo objetivo de clasificar a México directamente al Mundial, cuestión que por ahora aparece como una utopía.
Volviendo a Eriksson, su proceso apenas pudo disputar 13 encuentros, aunque su primer partido oficial fue en septiembre, ya que en los momentos anteriores seguía Jesús Ramírez, aunque bajo la tutela del sueco. Otro plus, y sumamente interesante, se marca que la entidad máxima del fútbol mexicano tendrá que abonarle una cifra cercana a los siete millones de dólares por haberlo cesanteado con el contrato en vigencia. Un verdadero mamarracho que denota que los directivos de aquél país carecieron de sentido común para elegir al sucesor de Hugo Sánchez, otro que también se marchó aquejado por los malos rendimientos, esos mismos que se repitieron durante el tiempo que estuvo al mando el ex entrenador de Roma, Lazio, entre otros, ya que varias figuras del Tri, en especial Omar Bravo, Carlos Vela, Giovanni Dos Santos, Nery Castillo y Andrés Guardado, por citar algunos casos, no estuvieron acorde a los rendimientos que se pretendían de ellos y en consecuencia México lo sufrió.
Volviendo a Eriksson, su proceso apenas pudo disputar 13 encuentros, aunque su primer partido oficial fue en septiembre, ya que en los momentos anteriores seguía Jesús Ramírez, aunque bajo la tutela del sueco. Otro plus, y sumamente interesante, se marca que la entidad máxima del fútbol mexicano tendrá que abonarle una cifra cercana a los siete millones de dólares por haberlo cesanteado con el contrato en vigencia. Un verdadero mamarracho que denota que los directivos de aquél país carecieron de sentido común para elegir al sucesor de Hugo Sánchez, otro que también se marchó aquejado por los malos rendimientos, esos mismos que se repitieron durante el tiempo que estuvo al mando el ex entrenador de Roma, Lazio, entre otros, ya que varias figuras del Tri, en especial Omar Bravo, Carlos Vela, Giovanni Dos Santos, Nery Castillo y Andrés Guardado, por citar algunos casos, no estuvieron acorde a los rendimientos que se pretendían de ellos y en consecuencia México lo sufrió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario