Once leones...

Adrián Pertoldi
note-doble5@hotmail.com

En cualquiera derrota futbolística la desazón surge por inercia. La mayoría de las veces sucede esto, aunque en escasas oportunidades se acompaña con el respeto del propio rival, el cual admite sin atenuantes la grandeza del perdedor. La caída de Estudiantes en la final de la Copa Sudamericana ante Internacional debe ser catalogada e identificada en la segunda opción. Un equipo argentino, que a pesar del resultado adverso en la ida, se plantó en la adversidad con una dignidad y fortaleza que muy pocos pueden llegar a demostrar y mantuvo vigente esa mística que impregnará de garra a esa camiseta.

Repasando los diarios, es moneda corriente leer diferentes conceptos que manifiesten que Estudiantes cayó de pie. Cuestión que es cierta, a pesar de que el dolor no va a mitigar en las pieles de los hinchas del Pincha, tan acostumbrados a las gestas heroicas en la década del ´60 y ´70. Sin embargo, hay que sacarse el sombrero ante la entereza de algunos futbolistas como Andújar, Alayes, Desábato, Braña, Angeleri, Cellay, Boselli y por supuesto Juan Sebastián Verón, sin lugar a dudas en el podio de los mejores futbolistas de América, quienes ordenados inteligentemente por Leonardo Astrada estuvieron muy cerca, pero muy cerca, de silenciar completamente al Beira Río.

Lo valorable de Estudiantes es que siempre ejerció la intención de ir por más. Cuando marcó el tanto Alayes que ponía la igualdad en la serie siguió intentando, atacando por las bandas y preocupando por doquier a la defensa brasileña. En vez de replegarse y llegar a la tanda por penales, fue por la victoria definitiva. Y esto, en un fútbol donde lo amarrete figura en el diccionario de cualquier entrenador, merece decirse y por sobre todo destacarse. Será cierto: D`Alessandro, Alex y Nilmar se llevaron todos los flashes y gritaron campeón en su tierra. Pero no seamos injustos: no nos olvidemos de esos once leones...