Adrián Pertoldi
La vida tiene muchas vueltas. Verdad expresada cada dos por tres que ciertamente denota las peripecias que marcan nuestro destino, a cada momento, a cada lugar. Verdad que podría bien decir Matías Vuoso, recientemente convocado por el entrenador de México, Sven Göran Eriksson, para participar de los próximos partidos de Eliminatorias que disputará el Tri. Sinceramente le habíamos perdido el rastro durante mucho tiempo a este delantero que supo estar en Independiente con escasas buenas actuaciones, siendo resistido por la parcialidad roja y que sorprendentemente fue transferido al Manchester City en una cifra millonaria.
La experiencia inglesa no fue lo suficientemente fructífera y se trasladó a México, sitio en el que finalmente pudo despegar su máximo talento, transformándose en el emblema del Santos Laguna, último campeón de dicho país. No obstante, la convocatoria a esta selección de otro argentino (además de Guillermo Franco) junto al brasileño Leandro Augusto trajo un profundo debate sobre si se puede seguir permitiendo que extranjeros sigan colocándose como futbolistas que representen la camiseta de un país, en el cual no nacieron y sus vínculos son ligeramente breves.
En la Argentina a esta clase de asunto no la involucra directamente, basándonos en la lógica cantera criolla que ha regado continuamente de brillantes valores que se muestran en Europa, aunque es plausible destacar que semejante cantidad posibilitó que otros jugadores nacidos en estas tierras tomen como potable el caso de representar a otra camiseta. Para citar otro ejemplo, nos situamos en el caso de Darío Cvitanich, quien a partir de ahora formará parte del plantel de Croacia.
Matías Vuoso será jugador de la selección de México y escribirá su historia en el lugar en el que pudo explotar y convertirse en el atacante que asomaba hace unos años por Avellaneda. Las vueltas de la vida...
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