miércoles, 15 de octubre de 2008

Una realidad, final incierto


El caso Riquelme – Cáceres que ha surgido de modo imprevisto en los medios y que generó un gran alboroto alrededor del mundo de la pelota marca una tendencia que tuvo su eclosión en estos últimos años donde los futbolistas ejercen un rol predominante y mantienen un control estable en el vestuario, más allá de la presencia del técnico, en este caso Ischia, quien quedó mal parado ante una situación que se le fue de la manos y que sin lugar a dudas, su autoridad frente al plantel quedará golpeada sistemáticamente por este tema.

Fijémonos en el caso Boca. El rumor corrió raudamente por todas las redacciones: si al paraguayo lo sancionaban por sus dichos, sus propios compañeros iban a redactar un comunicado apoyándolo en sus declaraciones. Por ahora las aguas se han calmado y hasta que termine el receso de Eliminatorias la sangre todavía no llegará al río, aunque no nos olvidemos que en días se jugará el superclásico y si se obtiene un mal resultado las cosas se podrían precipitar con un final incierto.

Pedro Pompilio entiende que su gran apuesta tiene nombre y apellido. Y es Juan Román Riquelme, ese por el cual pagó 15 millones de dólares, que posee un contrato de los que se firman en Europa y que tuvo hasta un encontronazo con Mauricio Macri con respecto a esta incorporación, en donde el Jefe de Gobierno no se mostró plenamente satisfecho con esta vuelta de Román. Y algo de razón tuvo porque el 10 no mantuvo un rendimiento de excelencia, eso que se pide para un futbolista de su valía. En fin, nuevamente Riquelme quedó en el ojo de la tormenta y esta novela todavía no terminó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Solo los triunfos pueden parar esto, slds