Eduardo Bolaños
Extraño caso el de David Nalbandián. Todos sabemos que el potencial que el posee es casi único en el ambiente del tenis. Que si el lo decide y está en condiciones, le puede ganar a los mejores del mundo, como lo demostró a finales de la temporada pasada.
Desde un tiempo a esta parte, se utiliza la expresión “Es un monstruo” para denominar las buenas cualidades de alguien en su ámbito. Pero también monstruo es aquel que realiza cosas malas y perjudiciales. A fines del sigo XIX, Robert Stevensson escribió un cuento que ingreso en la historia: “Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”, que trataba de un hombre de doble personalidad.
Por un lado, una persona normal, pero cuando consume un brebaje, se convierte en un monstruo. David Nalbandián muchas veces padece al Dr. Jeckyll y Mr. Hyde en una misma semana, quizás en un mismo torneo y, en muchas ocasiones, en el mismo partido.
La pregunta surge sola: ¿Cuál es el verdadero Nalbandián? ¿El que vence en fila a los tres primeros del ranking o el que pierde con Frank Dancevic en sets corridos en el debut en Wimbledon? ¿El que gana dos Masters Series en fila o el que se despide tristemente en la segunda rueda de Roland Garros ante Jeremy Chardy, luego de estar dos sets arriba?
Nadie parece tener la respuesta: El tenista cordobés viene afirmando desde hace bastante tiempo que tiene problemas físicos, pero el experimentado médico español Ángel Cotorro, dijo que en los análisis hechos luego del Grand Slam francés, nada se le encontró.
Su coach, Martín Jaite, debe estar desorientado. Lo tomó en un bajo nivel, lo llevó a ganar esos codiciados torneos (Madrid y París Bercy), pero en esta temporada no ha logrado que su pupilo tenga regularidad.
¿Habrá sido un espejismo su actuación en aquellos certámenes? La realidad parece indicar que si. Desde mi punto de vista, su irregularidad cumple dos años en este Wimbledon. Hasta Roland Garros 2006 tuvo un rendimiento de mucha categoría, casi desde su ingreso a la elite. Con los vaivenes propios de cualquier deportista, pero siempre “dando la talla” en los grandes acontecimientos.
Recordemos: Final de Wimbledon 2002, semifinal de U. S. Open 2003 (con match point ante Roddick), semifinal de Roland Garros 2004 y buenas marcas en todos los Grand Slams. La cumbre llegó en el Masters 2005, cuando superó a Federer en el tie break de una infartante final a cinco sets. Al inicio de 2006, se le escapó en forma increíble la semi de Australia con ventaja de dos sets ante Baghdatis y en Roland Garros, debió abandonar frente al número 1 del mundo.
A continuación, en el Lawn England, se da el que para mi es el punto de inflexión (negativo) al perder con Fernando Verdasco en la tercera rueda. Salvo algunas excepciones, como la Copa Davis, nada fue como antes. Irregularidad, problemas físicos y derrotas inexplicables, conformaron un cóctel difícil de digerir para sus seguidores.
Ese andar sinuoso se mantuvo en 2007, hasta el Masters Series de Madrid. Allí debía defender los puntos de las semifinales y en segunda rueda perdía 6-4 y 4-0 con Berdych, pero renació de sus cenizas, venció al checo e inició su serie de triunfos que lo llevaron al título, con victorias en fila sobre los tres mejores del planeta.
Dos semanas más tarde, repitió el éxito en París Bercy y también los triunfos sobre Federer y Nada. Su nivel y el avance en el ranking auguraban un 2008 de regreso a los primeros planos. Lamentablemente, la temporada hasta ahora lo ha vuelto a mostrar en ese triste vaivén de luces y sombras que lo acompaña desde mediados de 2006.
¿Cuál es el verdadero Nalbandián? ¿Es el Dr. Jeckyll o Mr. Hyde? Esperemos poder escribir dentro de poco tiempo, que Nalbandián es un monstruo, pero como adjetivo calificativo de sus virtudes, de su calidad y de sus éxitos. El puede y sabe como hacerlo. Este año hay dos objetivos que son muy importantes y en los que en los tableros de las canchas donde David juegue no va a decir Nalbandián, sino Argentina: Los Juegos Olímpicos y la Copa Davis. El es el as de espadas y necesitamos que sea la carta ganadora. Como siempre. Como nunca. Hasta la próxima...
3 comentarios:
Gracias Edu... muy acertadas tus palabras... muchas tristes verdades...
buena charla con andujar.
estan en mis links.
saludos
Martín
Muy buena notas ambas y lo de Nalbandian es muy cierto, slds!
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