lunes, 30 de junio de 2008

Racing Club, entre la promoción y el exitismo.

Por Germán Tabares

Papelitos, canciones, llanto, gorro, bandera y vincha…Racing Club de Avellaneda se impuso a Belgrano de Córdoba en la Promoción (1-1 y 1-0) y mantuvo su lugar en la Primera División del fútbol argentino.


Habitualmente la sociedad argentina, exitista por donde se la mire, recurre al pasado más inmediato para hacer referencia a cualquier situación del presente. Lo mismo ocurre con los aficionados del Racing Club, quienes mantuvieron -una vez más- su implacable apoyo al equipo para salir de la cornisa que casi lleva al equipo blanquiceleste a cae en el abismo.


Desde el 13 de abril todos los dedos comenzaron a apuntar a Juan Manuel Llop, quien reemplazó entonces al DT saliente Miguel Micó para intentar evitarle a Racing, como primer objetivo, el descenso directo y, luego, la Promoción, que podía significar el retroceso de categoría al conjunto albiceleste. Llop y los jugadores no pudieron con lo inevitable, pero gran parte de la afición racinguista olvidó que hubo muchos errores y responsables anteriores que llevaron al equipo de sus amores ante esta situación tan comprometida respecto de su futuro deportivo e institucional.

Basta con empezar a ver la tabla de los promedios de las últimas tres temporadas para confirmar que la temporada 2007-08, que culminó con Racing en el último puesto del Clausura, es ni más ni menos que el fiel reflejo de las equivocaciones cometidas desde 2005 hasta esta parte. Fue durante este semestre cuando Racing se percató realmente de su delicado presente, y también cuando se habló de situaciones “extrañas”, como por ejemplo en el triunfo 1-0 como local sobre Huracán, cuyos seguidores acusaron furiosos en Internet a su propio equipo de haber ido a menos, pese a la categórica desmentida del DT Claudio Ubeda.

La misma sensación de irregularidad fue denunciada tras el empate 1-1 en el clásico entre Independiente y la Academia por los hinchas del “Rojo”, quienes difundieron un panfleto anónimo que calificó de "mercenarios" a los jugadores y que provocó el enojo del DT Claudio Borghi, a quien la sociedad futbolera “persiguió” en la semana previa al partido por haber cometido el “pecado” de admitir su amor por Racing, heredado desde el seno familiar.

Ni que hablar de la acusación inicial -luego rectificada- del DT de Colón, Antonio Mohamed, contra Héctor Baldassi por el grosero penal que el árbitro no sancionó contra Estudiantes y que podría haber dado un triunfo al “Sabalero” y haber condenado a Racing a jugar la Promoción con anterioridad. Lo cierto es que en las últimas tres temporadas, sobre un total de 342 unidades posibles en 114 partidos, Racing sólo consiguió 133 puntos, lo que se tradujo en un promedio de 1.167. Demasiado poco para uno de los cinco equipos de mayor tradición y convocatoria del ámbito local.

Sin embargo, representa también en forma genuina su rendimiento deportivo y su proyecto corporativo, más que nunca desde el arribo del gerenciador Fernando Marín y Blanquiceleste S.A, allá por 21 de julio de 2000, según el Boletín Oficial de la Nación. La gerenciadora transfirió durante su gestión, entre otros, a Sergio Romero, Gustavo Cabral, Mariano González, Maximiliano Moralez, Lisandro López y Diego Milito, todos ellos frutos genuinos y valiosos de las Divisiones Inferiores del club.

Además, desde julio de 2006, Blanquiceleste llevó a cabo cuatro cambios de entrenadores, que debieron lidiar con planteles de una categoría lejana para un equipo cuyo supuesto objetivo era pelear “en los primeros planos”, según declaró De Tomaso antes de abrazarse con Reinaldo Merlo, quien regresaba al equipo que lo declaró prócer tras el título del Apertura 2001.

Tampoco los hinchas “académicos” deben olvidar la frase “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”, pronunciada en 1999 por la síndico Liliana Ripoll, ladera del juez Enrique Gorostegui, responsables de los destinos del club tras el pedido de quiebra solicitado el 13 de julio de 1998 por el entonces presidente Daniel Lalín.

Posteriormente se sucedieron la Ley del Fideicomiso (25/07/2000), la instauración del órgano fiduciario (encargado de administrar los ingresos del club), la llegada, salida y regreso del interventor Héctor García Cuerva (2000-2002 y actualidad) y hasta 13 pedidos de quiebra en los últimos seis meses contra BC, que originalmente asumía la responsabilidad de cancelar la deuda millonaria de Racing en un lapso de 8 años.

Pero la sociedad argentina es exitista, y los aficionados de Racing recuerdan mucho más que el equipo sólo ganó dos partidos en el torneo y sufrieron las 9 derrotas del semestre, durante el cual descreyeron de la ausencia de triunfos jugando fuera de casa e insultaron a los árbitros por las 9 expulsiones, así como por la falta de penales a favor.

El próximo Torneo Apertura marcará el inicio de una nueva travesía para el Racing Club de Avellaneda, un período que tendrá su primera estación dentro de un año, cuando el club podrá encontrarse estabilizado y en busca de la gloria perdida, o tal vez encontrarse -con suerte- disputando una nueva Promoción.

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