Por Adrián Pertoldi
Siempre está. Aunque muchas veces la den por muerta, Italia demuestra certamen tras certamen la importancia histórica de su camiseta cuando se tratan de las grandes citas. Hoy dio una muestra más de esa mística en la victoria ante Francia por 2 a 0 que le posibilitó acceder a los cuartos de final de manera ajustada, ya que aprovecharon la derrota de Rumania ante Holanda y finalizaron segundos del Grupo C.
Refiriéndonos estrictamente al encuentro hubo una situación que descolocó de sobremanera al planteo de Domenech: la lesión de Frank Ribery, pasados los diez minutos, imposibilitó a los galos de ejercer una supremacía sobre los italianos basándose en la enorme figura del Bayern Munich. Para colmo, Eric Abidal trastocó a Toni en el área y el árbitro fue claro: penal y expulsión para el futbolista de Barcelona. Andrea Pirlo se encargó de abrir el marcador ante Coupet y ahí el partido se clarificó para el campeón del mundo.
El mediocampo liderado por Pirlo y De Rossi batalló en una zona clave y pudo exponerlo en el marcador. Este último, a los 16 del complemento, definió el encuentro con un tiro libre que se desvió en Thierry Henry y dejó desubicado al arquero, que nada pudo hacer.
Con el 2 a 0 en el bolsillo, el conjunto de Donadoni decidió ceder protagonismo y arrinconarse al arco de Buffon. Así pasaron los minutos ante un equipo francés apático desde todo punto de vista y que seguramente traerá una renovación total de su plantel. Henry no apareció en ninguno de los tres partidos y ya dijeron adiós Makelele y Thuram. Ojo, la lista puede continuar.
Los medios internacionales declaran que Raymond Domenech no pudo encontrarle la vuelta a la ausencia de Zinedine Zidane. Y vaya si tienen razón. Volviendo al ganador, su próximo rival será España, una de las sensaciones del torneo, encuentro que se lleva todas las miradas en los cuartos de final de la Eurocopa. Italia está entre los ocho mejores de Europa. Presente más que nunca.
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