miércoles, 6 de agosto de 2008

La quimera del oro


Eduardo Bolaños



El título de esta nota es similar al de una película de 1925, donde se lució Charles Chaplin, como director y actor. Trataba de alguien que buscaba el oro en medio de la fiebre que había por ese material en aquellos años en los Estados Unidos. Para el protagonista, era realmente una quimera, algo difícil del alcanzar.


La situación es muy parecida a la del tenis argentino de cara a los Juegos Olímpicos que se inician en pocas horas más en la lejana China. A nivel de nombres, se puede soñar, pero la realidad enciende algunas luces de alarma. En la rama femenina la quimera se acrecienta mucho más.


Gisela Dulko competirá en singles y lo hará en dobles con Betina Jozami, en medio de un panorama complicado, ya que nuestra número 1 está lejos de las top y en dobles más aún. Por el lado de los caballeros, se avecina un gran torneo, por lo menos en la previa. Habrá que ver con cuantas ganas concurren los mejores del planeta, ya que en la historia, hubo casos de algunos que mostraron un nivel bastante alejado de lo que era su realidad en el circuito.


David Nalbandián es la carta principal, por trayectoria y peso propio, pero es una enorme incógnita su estado físico actual. Similar sendero transita Juan Mónaco, pero en este caso empeorado por una neumonía que lo alejó de los courts por espacio de dos meses.


El plantel se completa con Agustín Calleri (reemplazante de Juan Ignacio Chela) y Guillermo Cañas, que a los 30 años tendrá su merecida participación en esta competencia. El calificativo no es gratuito, ya que “Willy”, dentro de un deporte hiperprofesional, ha tenido en más de una ocasión, gestos de un verdadero espíritu olímpico.


Cada uno de ellos jugará en el cuadro de singles (donde estarán todos los top) y también en la competencia de dobles, con las parejas conformadas por Cañas – Nalbandián y Calleri – Mónaco. Como en cada gran cita, será decisivo el sorteo para saber la suerte que pueden correr los nuestros. Cabe recordar que el tenis fue deporte olímpico en sus primeras siete ediciones (hasta París 1924) y recién regresó 64 años más tarde, en Seúl 1988.


Precisamente allí fue donde el tenis le aportó la primera medalla de su historia al olimpismo argentino. La gran Gabriela Sabatini se colgó la presea plateada, luego de perder la final con Steffi Graff. Excelente labor tuvo también Martín Jaite, quien alcanzó los cuartos de final, cayendo con Brad Gilbert.


En Barcelona 1992, el tenis fue el gran protagonista para nuestro deporte, ya que fue la única disciplina que aportó una medalla. Fue en dobles caballeros, con una brillante labor de Javier Frana y Christian Miniussi. Ellos tuvieron un duro camino hasta el bronce. En la primera rueda, vencieron a los ingleses Castle – Wilkinson 7-6 en el tercer set. Pero lo mejor lo hicieron en las dos ruedas siguientes, ya que en octavos batieron a Guy Forget – Henri Leconte (talentosos, completos y pareja campeona de la Copa Davis en la edición del año anterior) por 4-6 6-7 6-4 6-4 6-3.


En cuartos esperaban dos suizos altos y duros, que en ese 1992 llevaron a su país a la final de la Davis: Jacob Hlasek – Marc Rosset. Una nueva maratón, que los argentinos ganaron por 2-6 7-6 3-6 6-2 6-2, consiguiendo la clasificación a las semifinales y asegurando la medalla, ya que no había partido por el tercer puesto. Su nivel no decayó, pero Boris Becker y Michael Stich fueron un poco más sólidos y se impusieron por 7-6 6-2 6-7 2-6 6-4.


En Atenas fue el tiempo de Paola Suárez y Patricia Tarabini, quienes obtuvieron el bronce en dobles femenino. Un merecido premio para dos luchadoras del circuito y destacadas en esa especialidad.


Hubo muchas expectativas en ese torneo, porque el tenis nacional atravesaba un gran momento (recordar que Gaudio y Coria protagonizaron la final de Roland Garros tan solo dos meses antes), pero ni ellos ni Nalbandián fueron de la partida por diversas lesiones. Tanto Alberto Mancini (capitán del equipo masculino), como su colega del elenco femenino, Ricardo Rivera, se mostraron optimistas y con ansias de traer medallas desde Beijing. Todos nos queremos contagiar, pero está difícil. Se parece mucho a una quimera. La quimera del oro, la plata y el bronce. Hasta la próxima...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy grosa la nota, con actualidad y toque de historia. No sabía que había sido tan bueno lo de Frana y Miniusi en 1992. Lo mejor, el título. Mañana los escucho.
Leo de San Isidro

Anónimo dijo...

Ojalá se de esta vez, talento sobra

Anónimo dijo...

Gracias por pasar y comentar!!!