lunes, 2 de junio de 2008

Espíritu


Por Jorge Búsico

Una serie de episodios registrados en los últimos días reflotan viejos conflictos en la dirigencia y establecen distintas interpretaciones acerca de lo que significa el espíritu, que no contribuyen, por cierto, a la unidad que necesita el rugby argentino en un momento crucial en cuanto a su futuro.

La decisión del SIC -no sería el único club de Buenos Aires, según trascendió en las últimas horas- de declarar personas no gratas a Alejandro Risler y a Raúl Sanz, ex presidente y secretario de la UAR, respectivamente, puede agudizar la disputa que se viene dando desde hace un buen tiempo en el poder del rugby argentino y llevarla otra vez a terrenos ajenos al juego. En su resolución -publicada el viernes en este blog-, el SIC considera que Risler y Sanz tuvieron “actitudes y procederes inaceptables” mientras ejercieron sus cargos en la UAR y que también infirieron “un grave daño al espíritu y al estilo imperante en el ámbito del rugby”.

Cabe, al menos, hacerse algunas preguntas: ¿Cuáles fueron las actitudes y procederes inaceptables? ¿Cuál fue el grave daño al espíritu del rugby? ¿Por qué si se juzga así la actuación nada menos que del presidente y del secretario de la UAR no se los enjuició cuando estaban en sus cargos? ¿Por qué no se recurre a otras instancias superiores para semejante denuncia, como la URBA o la UAR, que tienen sus estructuras para sancionar dichos procederes?

El SIC, un club ejemplar como muchos otros en el rugby argentino, está en su derecho de declarar persona no grata a quien lo considere. Pero ocurre que en este caso se trata de dos de las personas que estuvieron al frente de la UAR en los últimos dos años, por lo que la resolución excede a un problema entre una persona y un club.

¿No se tratará de un nuevo pase de facturas en la dirigencia argentina?

Vale, al menos, preguntárselo. Tampoco se pueden obviar otros detalles. La comisión directiva del SIC tomó esta resolución hace ya dos semanas. Sin embargo, el viernes, varias glorias del club de las décadas de los 70 y 80, reunidas en un almuerzo, se enteraron de la decisión a través de este periodista, que no forma parte, precisamente, de la vida del SIC. Algunos, incluso, decían que no era posible, más allá de la opinión crítica que tienen sobre la gestión de Risler y Sanz en la UAR. Esa noche recién lograron confirmar el hecho.

No fue el único episodio conflictivo de estos días. Un club y un jugador han quedado en el medio de una maraña económica que no los dejan practicar este hermoso deporte. Hace ya unos cuantos meses está girando en el rugby argentino, sin resolución, un tema que tiene varados a más de 200 chicos del club Tiro Federal de San Pedro, que se siguen entrenando esperando que alguien les devuelva el sueño de poder jugar.

El club en cuestión estaba afiliado hasta comienzos de este año a la UROBA, la Unión que reúne a los clubes ubicados en el Oeste de Buenos Aires. Por cuestiones de distancia, durante años llegaron a viajar hasta 400 kilómetros para jugar un partido. Pero en la temporada pasada, la competencia mermó porque muchos clubes no podían cubrir trayectos tan largos. Cuestión de costos en un deporte amateur. Entonces, la gente de San Pedro pidió para este año la afiliación a la URBA, que en un comienzo fue aceptada. ¿Cuál es entonces la traba? La UROBA reclama un resarcimiento económico de 5.000 dólares por año. O sea, un total de 85.000 dólares. Otra que el IRB…

El tema, conocido por la dirigencia, está trabado y en el medio han quedado como rehenes centenares de chicos que sólo quieren jugar al rugby. Otra pregunta: ¿No debería actuar la UAR en este asunto que, por otra parte, tiene olor a otro pase de facturas en el conflicto interminable por el poder? Un dato más: la gente de San Pedro no piensa recurrir a otro ámbito que no sea el del rugby. Dicen, con razón, que eso indica el espíritu de este deporte.

Por último, anoche, en el programa televisivo Rugby 2008, se presentó Francisco Sansot, wing de Urú Curé de Río Cuarto y del seleccionado de Córdoba, quien por cuestiones de estudio se vino a Buenos Aires. Pretende seguir jugando al rugby de modo amateur y fue al CASI. ¿Qué pasó? Desde su provincia le exigen 10 mil pesos de resarcimiento por los derechos de formación. Ocho mil para el club y dos mil para la Unión cordobesa.

Sansot, a diferencia de la gente de San Pedro, ya puso su caso en las manos de un abogado. Ya se escribió desde aquí en varias oportunidades: ¿Vale ponerse a pensar en un cambio como el que proponen los millones del IRB si todavía acá no tenemos ordenada la casa? ¿Es posible construir desde el pase de facturas, la soberbia y los intereses personales? ¿Cómo y desde dónde se levantará la pirámide? ¿Habrá que discutir de nuevo acerca de qué significa el espíritu en este deporte? Quizá el rugby argentino, desde su dirigencia, deba planteárselo. Siempre hay tiempo.

Fuente: Periodismo Rugby

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