martes, 10 de junio de 2008

Un Roland Garros para pensar

Por Eduardo Bolaños

Se fue una nueva edición del mundial de polvo de ladrillo, con las imágenes de siempre sobre el epílogo: Rafael Nadal con la copa del (justo) campeón, Roger Federer con su hidalga frustración y varios ex campeones sonriendo con la entrega de premio.

Nadal fue más imbatible que nunca, no cedió un set y arrasó a Federer, al punto de ganarle por 6-0 el último parcial. Record perfecto para el mallorquín que jamás perdió un partido en el Grand Slam francés y venció por cuarto año consecutivo a su archirival.

Extraña situación entre ambos de un mutuo bloqueo que ya parece eterno: Con ese nivel en polvo de ladrillo, Nadal le va a impedir a Federer ganar el Grand Slam, mientras que éste no lo va a dejar al español ser número 1 del mundo. ¿Se cambiará alguna vez una de estas dos partes del gran duelo?

Pero lo que dejó Roland Garros para pensar fue el nivel de los argentinos. En el cuadro masculino se produjo una presencia de 15 tenistas, record para los jugadores nacionales. Pero la verdad fue de mucha cantidad y escasa calidad.

Por supuesto que no todos los casos son iguales y merecen ser analizados por separado, pero los antecedentes de la temporada no daban la chance para imaginar grandes hazañas, ni rendimientos notables como años anteriores no muy lejanos. Algunos hicieron lo suyo en forma correcta e, inclusive, superaron una rueda en forma meritoria al provenir de la qualy (Sebastián Decoud, Máximo González y Diego Junqueira), mientras José Acasuso mantuvo el flojo nivel en general de sus últimas labores.

Hay integrantes de una generación que dio mucho, que fue animadora de una > década, pero como ley insobornable del paso del tiempo, comienza a replegarse de los primeros planos, como los casos de Agustín Calleri, Juan Ignacio Chela y Guillermo Cañas. Todavía darán pelea en los torneos (sobre todo el polvo de ladrillo), pero el final de sus carreras está cada vez cerca. Juan Martín del Potro sigue siendo un jugador con gran proyección, pero que con su nueva conducción deberá trabajar mucho en su físico. Esa será la clave para saber hasta donde puede dar. Juan Mónaco tuvo el peor rival de los no preclasificados: Robin Soderling. Más allá que el tandilense jugó mal, el sueco fue un huracán de golpes devastadores, que lo dejaron rápidamente fuera de combate.

David Nalbandián despachó con claridad a Berlocq y lo mismo estaba > haciendo con Chardy en segunda hasta el inicio del tercer set. Allí comenzó a sentir molestias y se fue del partido. Dejó escapar una buena oportunidad. Su carrera sigue en un movimiento pendular entre luces y sombras, actuaciones deslumbrantes y malos rendimientos. Llega la parte del año con las superficies que más lo favorecen y donde defiende pocos puntos. Ojalá lo aproveche.

Guillermo Coria volvió del ostracismo y le jugó un set y medio de igual a igual a Tommy Robredo, demostrando y demostrándose que puede volver. Depende de él, de ordenar sus ideas y estar bien en todos los aspectos. Para el final, Eduardo Schwank. La sorpresa (o no tanto) de la legión, ya que se venía insinuando desde finales del año pasado como un proyecto con sólidas bases para ser realidad. Conducido por un muy buen coach, como Javier Nalbandián, jugó a la altura de las circunstancias para vencer en cinco sets a un ex campeón como Carlos Moyá, superar con autoridad a Marcel Granollers y quedar a un punto de llevar a un quinto a Mathieu. Crédito abierto para alguien que vivió de todo en una, seguramente, inolvidable primera gira importante por Europa.

Lejos quedaron las ediciones 2004 (Gaudio campeón, Coria finalista, Nalbandián semi) y 2005 (seis en octavos, Puerta en la final). No es para rasgarse las vestiduras. Creo que este Roland Garros no mintió y el tenis argentino tiene esta realidad. Bien por los juniors que fueron a competir, más allá de las estériles polémicas. Guido Pella y Juan Vázquez Valenzuela son dos esperanzas serias, hay que esperarlos.
En los citados años de gloria, los resultados ATP fueron magníficos, pero la Copa Davis esquiva. ¿Este 2008 puede recorrer el camino inverso y dejarnos como regalo de navidad una ensaladera en diciembre? Es el deseo de todos.

Hasta la próxima.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un orgullo tener como nuevo columnista a la "computadora" Bolaños... Gracias

Anónimo dijo...

Muy buen artículo y sencillo para comprender el momento de los tenistas argentinos.

Anónimo dijo...

Creo que Nadal está cerca de romper ese status quo entre él y Federer. Apuesto a que Rafa gana Wimbledon.

Un saludo

Anónimo dijo...

Muy bueno el informe. Saludos!